Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un https://dianedcwd213644.amoblog.com/consecuencias-deportivas-del-cabezazo-de-zidane-60344843